Bio
Cuando tenía diez años mi abuelo me regaló una cámara. Me acuerdo de que el lente, si bien era fijo, para usarlo había que desenroscarlo.
Todavía tengo las primeras fotos donde aparecen mis tres amigos de primaria junto a mi sombra de fotógrafo proyectada por el sol del atardecer a mis espaldas.
Recién pude salir de la sombra cuarenta años más tarde cuando me di permiso para que mi vocación por las imágenes se plasmara en papel, recorriendo talleres de artistas diversos (Anders Petersen, Rosana Schoijett, Julieta Escardó, Lorena Fernández, Andy Goldstein, etc.).
Reniego de los concursos, si bien he sido premiado en algunos (Bienal de Fotografía Documental, Centro de Fotografía de Montevideo, Festival de la Luz, Centro de Arte Textil, etc.).
Me gusta camuflarme entre el público de las muestras para escuchar qué opinan de mis trabajos y sentir que para bien o para mal, algo he movilizado (Espacio Arte x Arte, Pabellón de Artes de la UCA, Espacio de Arte de la AMIA, etc.).
Cocinar no me resulta atractivo, pero sí mezclar ingredientes de distintos lenguajes (escritura, collage, pintura y otros).